viernes, 20 de marzo de 2009

¿QUIÉN SABE DÓNDE ESTÁ BELIT-SERI? por Pilar Moreno Wallace


¡Qué largo es el silencio, qué vacío y estéril el espacio cuando él no está! Ni tan siquiera la ternura que puso en sus últimas palabras disculpan su ausencia, y cada vez se me hace más difícil creer en ese destino que me prometió como uno de los sueños más hermosos. Yo no sé dónde está Belit-Seri; si sigue aún como soldado empeñado en la defensa de una quimera o intenta llegar al conocimiento de Hermes y descubrir sus secretos mágicos. Ahora no corren buenos tiempos, y los dioses no le van a ser favorables a pesar de ampararse en los símbolos y rituales que conoció en la biblioteca en Edfu. Esta magia está reservada para los sacerdotes lectores, y él es sólo un escriba del faraón que ha tenido la suerte de ser uno de sus favoritos. Esta profesión aristócrata le hace amar la literatura, las letras, el arte, las tradiciones. En las palabras del rey Merikare -cuando dice "Haz como tus antepasados. Sus palabras perduran en los libros. Ábrelos y léelos, y toma sus conocimientos. El que aprende, es hábil"- ve reflejada toda una filosofía que le sirve siempre de talismán.

Belit cumplidor del órden divino, protege la herencia espiritual de sus mayores, respeta el conocimiento y da valor a las enseñanzas escritas en papiros y en las paredes de las pirámides y en los sarcófagos, lecciones para el viaje hasta el tribunal de Osiris. Es el patrimonio que él defiende para los que le seguirán.

Qué triste es para Belit-Seri enfrentarse a otros tiempos que no respetan el sueño eterno de los que van hacia la Duat. La naturaleza peligrosa de ese camino exige estar protegidos por lo sagrado de los cuerpos, el silencio y la soledad. Por eso tiene que ser muy trágico para él las noticias que llegan de Saqqara. Allí, en una pirámide cercana al templo Sarabium, han violado el descanso de un alto funcionario del rey Unis, Aia Mat, y una celebrada cantante. Con la desaparición de los amuletos y los textos de los sacerdotes, no es muy difícil imaginar cómo serán recibidos por Osiris. En Giza hablan de otra pirámide, que sobrepasa en tamaño a la que hasta ahora ha sido la mayor. Parece ser que también aquí han perturbado el silencio de los años, y han dejado que la luz rompa el reposo.

¡Pobre Belit-Seri!, el tiempo le ha sorprendido con un lenguaje nuevo, con un despego de las tradiciones y el respeto a lo prescrito en los libros. Belit, iniciado en la sintaxis de Isis, ha sido siempre respetuoso con la "maga de la lengua", y valora los sacrificios verbales que exigen los ritos y la historia, y aunque él, al igual que sus mayores, cumple con los silencios impuestos, sabe que si faltan las palabras terminará devorado ante el tribunal de la diosa.

Así que, ¡cómo puedo pedir a Belit-Seri que dé testimonio de vida, si han robado la que estaba escrita! De todas formas, no creo que esto haga enmudecer a la diosa cuando sigo preguntando si hay alguien que sepa dónde se encuentra él.

UXA
14 marzo 2009


“No existe una sola razón pura que haya sido hecha para ser ocultada, y es bueno actuar en nombre de la posteridad”.[1]



[1] Merikare. Hijo de Jeti (ó Kheti), un rey del Bajo Egipto que reinó en Heracleópolis, cerca de El Fayum, tras los acontecimientos que tuvieron lugar durante el I Período Intermedio. No se tiene muy claro el lugar donde colocar a este hombre, pero se sospecha que debió vivir alrededor del año 2100 antes de Cristo. Lo que aquí se presenta son las enseñanzas que Jeti escribió para su hijo, que fueron recogidas por Jaemwese, un escriba que vivió durante el Imperio Medio.

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